La escuela (Serie)

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Capitulo 8: El inicio del fin.

14 de enero... Del año 2045. Si mal no recuerdo, esa fue la fecha. La fecha que cambió por completo el rumbo de la historia conocida actualmente. Si mal no recuerdo, llovía demasiado y, lo que solía ser un centro educativo, es ahora una ruina de lo que fue en su época de oro. Todo tipo de sonido audible que se le venga a la mente a aquel que intentara encarnizarse tanto en un momento bélico histórico de la edad antigua como en un futuro lejano donde la tecnocracia se convirtió en la forma de gobierno dominante terminando por perpetuar tal estado de guerra intergaláctico constante, podia oírse en aquel campo de batalla. En pocas palabras, se trataba de una orgía de sangre, y muchos de aquellos que participaban, no estaban preparados para lo que ello conllevaba. Por mas caos que halla, había algo que no podía negarse. El hecho de que dos figuras humanas que se miraban fijamente dejandose empapar, permanecieran en el centro siendo completamente ignoradas por el creciente caos alrededor de ellas, solo denotaba el hecho de que el resultado de la batalla no iba a ser decidido por aquellos gladiadores que combatían ferozmente oponente a oponente sin mas, si no por aquellas figuras que estaban observando expectantes al proximo movimiento de su enemigo. Ninguna de ellas se atrevió a romper tal atmósfera entre ambos en la cual el hecho de no tener certeza de si el siguiente movimiento del oponente llegaría a causar un dolor insoportable sobre si misma y, finalmente, terminarlo todo. Fue así durante tres minutos y medio hasta que de pronto: "Glorizu... ¿Por qué haces esto?" - preguntó Kirigaya al ser testigo de la destrucción que estaba siendo causada al lugar en el que solía pasar sus días. La otra figura no responde. Solo permanece en silencio, procesando aquella pregunta tantas veces como le sea posible a su materia gris, hasta que, por lo bajo, puede escucharse una leve carcajada que brevemente sería acompañada por las siguientes palabras: "Quizás la pregunta correcta sería... ¿Por qué no estoy haciendo esto?" - contesta Glorizu a aquella pregunta que considera que debería responderse por si sola. "Si supieras lo mismo que yo, la verdad sobre este mundo, estarías haciendo lo mismo que nosotros" termina por agregar. "Yo.... ¡Yo nunca haría algo como esto!" - exclamó Kirigaya, completamente convencido, extinguiendo el último atisbo de presión que había en aquel espacio. "Lo sé. Es por eso que decidimos traer paz a todos ustedes, incluso si eso implica acabar con esta utopía fundada en mentiras." - argumentó Glorizu ante la reacción emocional de Kirigaya, levantando la cabeza al frente dando a conocer parte de sus motivos e intenciones. Kirigaya mira a sus alrededores. Dante, Seeu y Kazuto pueden ser vistos a la distancia, combatiendo hordas de enemigos en equipo. A sus alrededores también pueden observarse a distintos estudiantes que lo acompañaron durante sus cortos 17 años. Incluso si, han sido cortos, el piensa para si mismo que han sido los únicos que ha tenido, y por ende, los mejores que pudo haber adquirido jamás. En lo que termina por resolver: "Imposible... Esto no puede ser una mentira. ¡Tu quieres matarlos a todos porque estas loca!" - termina por exclamar el jinete negro para acto seguido dejar de lado el arco y flecha que adquirió durante el combate y desenfundar su espada mientras carga a gran velocidad contra su enemigo, tomando ventaja de las alas que adquirió de forma inherente debido a las reglas del mundo en el que nació. Todo ser vivo y consciente posee dos habilidades únicas. En su caso, puede controlar cualquier arma a la perfección, apenás sentir el peso, volverse uno con la misma, inclusive si nunca la ha utilizado en su vida. Mientras que por el otro lado, puede deformar sus omóplatos al punto de que parezcan las álas negras de un arcángel. "¡Toma esto!" - exclama Kirigaya al intentar atacar el torso por la izquierda desde su perspectiva de la muchacha de ropajes negros que no mide más de 1.55cm. Al momento de la acción, se puede oir el ruído del choque de dos cuerpos metálicos en respuesta al ataque de Kirigaya. El mango de una guadaña de hoja color negro se hace notar detrás de la joven con su hoja posicionada sobre su flanco derecho. El jinete da un salto hacia atrás con la intención de retroceder debido a la inesperada reacción por parte de su oponente. También se percata de que las manos de Glorizu están posicionadas en sus mismas caderas luego de observarla una vez mas, mientras que la guadaña de color negro permanece inmovil en su totalidad en su espalda. La expresión facial de Kirigaya se torna levemente al darse cuenta de que su oponente tuvo que realizar un nulo esfuerzo para bloquear su ataque, cosa que, ninguno de sus oponentes anteriores habría podido hacer en su momento. También aplica el hecho de que aquella guadaña negra no estaba siendo empuñada por su portador. "¿Será otro de sus trucos?" - pensó para si mismo. "El dragón que derrotaste... era la última voluntad de alguien que quería revelar la atroz verdad de este mundo" - se le oye a decir en voz alta a la joven segadora, con la intención parcial de esperar una respuesta por parte de su oponente, a lo que este replica: "¿De quien hablas?" - mientras recupera estamina para volver a la acción. La única respuesta por parte de la segadora es lo que al principio parecía ser un gesto. Un gesto que termina por ser nada mas que un macabro truco. Su mano izquierda es dirigida al centro de su pecho, para acto seguido cerrar esta misma, tomando así su vestido para luego dirigir su mano delante suyo, quitandose así su vestido y desapareciendo de aquel plano material en el proceso, a la vez que arroja su guadaña negra en dirección al rostro de Kirigaya. Lo que antes era el vestido de Glorizu, no era mas que una pieza de tela siendo llevada por los fuertes rugidos del viento en direccion precisa al mismo Kirigaya en menos de 2 segundos. En esto, Kirigaya siente una presencia frente a él viajando a gran velocidad, a lo que este responde levantando su hoja frente a aquella pieza que se dirigía frente a el. Justo antes de que esta se posicione frente a el, la tela misma toma la forma de la segadora que segundos antes se encontraba frente a Kirigaya a una distancia moderada. Ella se encontraba suspendida en el aire, mientras que la guadaña que había sido lanzada al lado de la pieza de tela se encontraba con su mango en posición vertical, apuntando en dirección a la espada del jinete la cual estaba en posición horizontal en función de protegerse a si mismo mientras que la parte creciente de la hoja de Glorizu se encontraba a apróximadamente cinco centímetros del ojo derecho de Kirigaya, produciendo asimismo, un fuerte ruido metálico. Si su bloqueo hubiera sido un poco mas bajo, aquel ojo estaría perdido o dañado también considerando el hecho de que si hubiera dañado el parpado, la sangre que derramaría este, nublaría su campo de visión, obligandolo a voluntariamente dejarlo cerrado. El solo pensar en las consecuencias de lo que pudo haber pasado aterra profundamente a Kirigaya, pero es este mismo terror abismal el que lo invita a combatir con todas sus fuerzas. Luego de su ataque, Glorizu desciende al suelo y retrocede de un brinco elegantemente retorcido hacia una distancia moderada, la cual es un poco menor a la que se encontraba antes de realizar su ataque. Sus ropajes flamean cual bandera en la cima del mastil en dirección a Kirigaya sin abandonar a su propietaria, sin perder su toque extraño de elegancia con el viento soplando fuertemente tras ella, incluso bajo la lluvia y el escenario caótico en cuestión. Al parecer, el turno ahora era de Kirigaya. Kirigaya solo empieza a caminar lentamente en lo que aparenta ser un semicírculo desde su posición hasta la espalda de Glorizu. Mientras ella permanece quieta durante su desplazamiento, simplemente siguiendolo con la mirada, el jinete dice: "Ahora que lo pienso, solo te he visto durante seis meses en la preparatoria, te sentabas con Battler. Luego de eso, abandonaste la escuela pero sin embargo nos enfrentaste a mi y a mis amigos en varias ocasiones. ¿Acaso te hice algo malo?" Glorizu simplemente permanece en silencio, a lo cual Kirigaya replica: "¿Es personal o no?" "Tú eras el único problema en las ecuaciones." - responde Glorizu. "¡¿De que estas hablando?!" - exclama Kirigaya luego de terminar su desplazamiento, con una clara expresión de enojo en consecuencia de la forma críptica de hablar de su oponente mientras lo mira de frente, a lo que Glorizu, con una expresión de enojo que apenas se hace notar, responde con una carga desenfrenada hacia el jinete, esta vez tomando la azada negra con sus propias manos, iniciando así una danza de espadas. Varios ruidos metálicos van acompañados de cada choque entre las hojas de sus armas. Kirigaya solo retrocede mientras Glorizu avanza sobre el. "¡¿Por qué haces esto maldición?! ¡Miles de vidas se perderán por tu culpa!" - exclama Kirigaya, a lo que la segadora no responde y simplemente continúa avanzando sobre Kirigaya, golpe tras golpe, bloqueo tras bloqueo. Es un misterio para Kirigaya como alguien aparentemente sin una habilidad excepcional como la suya sobre el control de armas y un cuerpo pequeño es capaz de aplicar tal cantidad de fuerza como para presionarlo sin limites, por lo que al momento de investigar, se percata de unas pequeñas sogas de aspecto grisiento tomando el mango de la hazada de su oponente. Pero al percatarse parcialmente de lo que aparenta ser su truco, descubrio su flanco izquierdo, sufriendo una herida medianamente profunda en el costado izquierdo de su torso, a lo que responde con una patada desesperada hacia el mango de la hoz de la segadora, lo cual funciona, haciendo retroceder medio metro a su oponente. En ese pequeño periodo de inactividad, Kirigaya intenta soportar de forma estoica el dolor causado por su herida. "Así que su fuerza se encuentra en esas extrañas cuerdas que salen de su cuerpo... Si las puediera cortar, quizás tenga una oportunidad" - pensó para si mismo. Glorizu simplemente observa a Kirigaya, de vuelta en su elegante quietud pero aun así expectante de su próximo movimiento. Glorizu observa la herida de Kirigaya, dandole a entender que no tiene mucho tiempo para pensar su ataque sin terminar debilitandose en el proceso. En ese momento, Kirigaya decide utilizar su ás bajo la manga, el motivo por el que decidió cambiar de posiciones respecto a Glorizu: El viento. El viento estaba a su favor en esa posición, pero estaba esperando el momento oportuno. No había mucho que hacer, estaba acorralado. Kirigaya decide arrojar su espada en posición horizontal hacia su enemigo. La fuerza que aplicó es poca-media pero, debido a su habilidad, su lanzamiento es bastante decente. Aun así, Glorizu se prepara para bloquear el lanzamiento con su azada, sosteniendo el mango desde el lado izquierdo de su cuerpo, con la hoja mirando hacia arriba mientras que la parte ancha de la hoja se prepara para recibir el impacto del lanzamiento del jinete, asegurandose de aplicar la suficiente resistencia con sus cuerdas para que la guadaña no se quiebre en el impacto. Al momento de recibir el impacto de la espada y bloquearlo satisfactoriamente, al percatarse de lo que apareció encima suyo, su visión empieza a tornarse cada vez mas oscura. Cuando se ennegrece completamente, no puede evitar sentir el impacto de el viento, materializado en un cuerpo de mayor volumen, golpeando fuertemente su rostro entero. Puede sentir su craneo a punto de quebrarse al momento del impacto y como las heridas comienzan a abrirse alrededor de su rostro. El impacto hace que su cabeza empiece a dirigir su cuerpo varios metros hacia atrás, dejándola casi inconsciente en el suelo bajo la lluvia con el rostro ensangrentado y varios moretones, perdiendo todo rastro de elegancia. En sus momentos de agonía, su visión está nublada, mirando hacia el cielo nublado y oyendo los sonidos más lejos de lo que debería gracias al daño que sufrió su cerebro y su sistema nervioso como tal. Mientras sus sentidos vuelven lentamente, puede notar una figura humana acercandose lentamente hacia ella. La figura no tarda en extender su brazo hacia ella, con una espada siendo apuntada a su cuello. "Perdiste" - pronuncia la figura. La segadora que había perdido todo rastro de elegancia sigue expectante de lo que el jinete que aparentemente se convertiría en su verdugo tiene para decir antes de acabar con ella definitivamente, así que, sin decir nada y con ninguna expresión en su rostro dirige su mirada hacia él. "Usé el mismo truco que usaste contra mi. Mientras me dejabas hablar, aproveché para moverme donde el viento estaba soplando por detrás para usar mis alas y dejarme llevar por el viento que estaba en tu contra, como tú hiciste con tu vestido. La espada lanzada solo fue una distracción." Glorizu comprende que su mismo truco había sido usado en su contra. Realizó que el derecho a la victoria no le pertenecía y siempre fue propiedad de aquél que, por sus habilidades excepcionales, detuvo sus planes como se había previsto. Segundos antes de que se resigne a su derecho de vivir completamente: "¿Por qué destruiste la escuela? Tienes que decirlo." - son las palabras que oye pronunciar a su verdugo, mientras sus amigos Dante, SeeU y Kazuyo se acercan al percatarse de que su amigo salió victorioso en combate. Al oir esto, Glorizu comenzó a sonreir, pero por las razones equivocadas. "Está bien, si tanto quieres conocer la verdad, entonces hablaré." - dijo Glorizu. "Será mejor que comiences a hablar rápido" - agregó Dante mientras jugaba dos pistolas blancas. "Aprendí la verdad de este mundo... Y es por eso que sé que tiene que ser destruido." - dice Glorizu mientras voltea su mirada hacia Kirigaya. "Está loca de remate. Vamonos y dejemos que los profesores se encarguen de este desorden." - dijo Dante, listo para retirarse de aquel escenario caótico que lentamente comenzaba a cesar, esperando simplemente volver a su vida diaria en la escuela. "Dudo que tengas un lugar al que volver ahora." - acotó Glorizu con un tono casi burlón, derribando toda ilusion de Dante de que luego de tal episodio, su vida vuelva a la normalidad. "¡¿Qué dijiste maldita?!" - dice Dante con un tono amenazador al oir aquellas palabras, queriendo volver a la escena para intimidar a la segadora que yacía en el suelo. "Espera, deja que hable" - dijo Kazuyo, deteniendo a Dante con su brazo derecho al colocarlo en medio de el y Glorizu. "Nada es real, ni la gente que conocen y nisiquiera ustedes mismos. Lo comprenderan una vez se encuentren del otro lado" - dijo Glorizu, continuando con su explicación. "¿De verdad perdimos la escuela por esta estupidez?" - pensó SeeU para si misma, tornando su expresión a una mezcla entre la preocupación y la decepción debido a las explicaciones de la causante de la destrucción del lugar donde habia pasado la mayor parte de su vida. "Si lo vieran por ustedes mismos, no lo aceptarían. Es por eso que debemos destruir este mundo para bie--" - dice Glorizu, que es interrumpida debido la tos producida por la sangre acumulada en su garganta. "Eso es suficiente. Hasta que no nos demuestres la verdad de la que tanto hablas, no vamos a creerte. Si tu verdad es tan real como dices, entonces debiste haber ganado." - dice Kirigaya, con una expresión seria mientras enfunda la espada que estaba apuntando al cuello de la perdedora. "Eso es porque al parecer tu voluntad de mantener esta mentira es mas fuerte que aquella verdad. Lo tienes todo aquí. Pero sin embargo, debiste matarme mientras podías." - dice Glorizu, como si ya hubiera ganado aquella batalla que, hace minutos, había perdido. A esto Dante reacciona quitando el brazo de Kazuyo, apuntando con sus armas de fuego a su rostro mientras que Kirito desenfunda su espada, pero: "Verum Alitheia. La liberación de esta prisión es inminente." - pronuncia Glorizu mientras a su alrededor se produce un destello de luz durante milesimas de segundo, para luego desaparecer completamente. "¡¿A donde fue?! ¡¿Que hacemos ahora?! ¿¡Como hizo eso?! - fueron algunas de las palabras que pronunciaban los estudiantes (quienes ya podian centrar su atencion en aquello luego de que las criaturas del caos fueran derrotadas) luego de presenciar tal suceso. "Mierda, debe ser otro de sus trucos. ¡Busquenla! - ordenó Kirigaya, a lo que los estudiantes responden dispersandose en grupos de más de dos personas. "¡Imposible, ella uso sus dos habilidades contra tí! - exclamó Dante furioso. "¡Lo sé, pero esto es otra cosa, antes podía sentirla mientras estaba invisible pero ahora no!" - responde Kirigaya también furioso a la declaración inquisitiva de Dante. "¡Chicos por favor, detenga--" - dijo SeeU, interrumpida por un lazo que la levantó de su silla de ruedas tomandola del cuello. "¡SEEU!" - se puede oir de parte de Dante, Kirigaya y Kazuyo a la vez, quienes respondieron cargando contra el cuerpo principal del lazo. Glorizu podía verse a la distancia, con todas sus heridas y sus ropas rasgadas, con su guadaña en su mano y en posición estática pero respirando fuertemente, aparentemente invitando al grupo a acabar con ella de una vez por todas. Kirigaya se detiene donde se encuentra SeeU y arroja su espada verticalmente hacia donde se encuentra la cuerda para liberar a SeeU, liberándola éxitosamente y con SeeU cayendo en sus brazos, mientras que Dante y Kazuyo acortaban su distancia con Glorizu. Kazuyo se detiene a hacer que unas enredaderas crezcan bajo el suelo de Glorizu para atrapar sus píes, los cuales eran tapados por su vestido, pero algo raro sucedió. Cuando las enredaderas crecen bajo la segadora, levantan su vestido, revelando que: "Imposible... ¡No tiene píes! - exclama Kazuyo, desesperada y con una expresión de shock. "¡Desgraciada!" - exclama Dante que, al momento de dar el golpe final, termina golpeando al aire, para luego sentir una presencia moverse rápidamente tras él. Cuando este volteó a la presencia, notó que el vestido de la segadora y su guadaña se encontraba a punto de caer al suelo y detrás de Kirigaya, quien estaba de espaldas tratando a SeeU luego de liberarla. "¡KIRITO, CUIDADO!" - son las palabras que se oyen decir a Dante antes de que, todo lo que podía salir mal, salga mal. La segadora se materializa en su vestido, tomando su guadaña en posición diagonal, posicionando el filo interior sobre la parte trasera del cuello de Kirigaya para, acto seguido, hacer fuerza hacia abajo, separando así la parte superior del cuello de Kirigaya del resto de su cuerpo, dejando caer esta misma sobre las manos de SeeU. "¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!" - es lo que deja salir de lo mas profundo de sus cuerdas vocales SeeU luego de presenciar tal acto grotesco digno de película de terror de clase B frente a ella. Debido al shock de lo que acababa de presenciar, no pudo darse cuenta de que su corazón estaba siendo penetrado por el filo de un objeto punzante. Dante y Kazuyo, con expresiones de shock, no pueden hacer más que observar tal barbaridad, un momento propio de alguna pesadilla que, en otra ocasión, se hubieran contado entre los cuatro entre risas. Un momento que trascendió todo concepto de realidad que tenían hasta el momento. Para lidiar con aquél escena, su cerebro empezó a traerles recuerdos. Los recuerdos de aquellos tiempos que, aparentemente iban a durar para siempre. Todos esos momentos pasan frente a sus ojos a gran velocidad, como si una luz los estuviera proyectando. Mientras que, simultaneamente, ven el resultado de lo ocurrido hace segundos. Rojo. Siguen apareciendo memorias, pero la proyección es de color rojo y, las figuras de aquellas memorias, se tornan completamente negras, como si fueran sombras negras proyectandose en un telón rojo. Acto seguido, estos recuerdos comienzan a nublarse y se empiezan a sentir mojados. Todos los alumnos, alertados por el ruido de aquél escenario, llegaron tan rápido como pudieron para simplemente encontrar lo que una vez fue un ser humano con cuerpo y cabeza decapitado, junto a otro que sostenía su cabeza con una expresión de shock y lagrimas en su rostro. Un pedazo de tela roto, sin ningun agujero hecho aposta y una guadaña ensangrentada se encontraban al lado de aquella escena. Fin. <-Capitulo anteriorSiguiente capitulo ->